¡Levántate y brilla, Jerusalén!
La
Alabanza será la única tarea del Pueblo de Dios.
“Ya no te vas a llamar más pueblo abatido sino que, de ahora
en adelante, tu Nombre será Alabanza” (Cf. Isaías 60,18)
La
Alabanza es el tesoro escondido que puede cambiar nuestras vidas. Es mejor
caminar por la senda de la Alabanza que por el camino de la continua queja y
lamento.
Desde
la historia de cada uno, con todo nuestro ser: Alabemos.
Tu
nombre es Alabanza, el Nombre Nuevo, para ensalzar, celebrar, elogiar y amar a
Dios.
Lo
que necesitas en este momento es un
encuentro con el Señor.