"Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti."
(salmo 147)
El título de Madre de Dios es el más importante dogma sobre la Virgen María. Ya el Concilio de Éfeso (año 431), había declarado: "La Virgen María es Madre de Dios porque su hijo, Cristo, es Dios".
Ella es la Theotokos, la verdadera y única Madre en esa misión tan grandiosa dentro de la historia de la salvación. Jesucristo asumió un cuerpo humano en su cuerpo de mujer. Su Maternidad Divina la hace estar más cerca de Dios y, al mismo tiempo, más cerca de nosotros.
Santa María, queremos comenzar el año contigo.
Porque sabemos que, igual que los pastores de Belén y los Magos llegados de Oriente, siempre vamos a encontrar al Señor en tus brazos.
Invocamos tu Nombre,
Madre del Salvador,
paz, cobijo, esperanza y vida.
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