Los Ángeles del pecado (Les Anges du péché), es el título de una preciosa película del año 1943 del director católico francés, Robert Bresson.
El argumento gira entorno a la trayectoria vocacional de la hermana Anne-Marie quien, pese a la oposición de su madre, ingresa en un Convento de Dominicas cuya misión específica es la rehabilitación de las mujeres reclusas.
La Congregación dominicana de Betania había sido fundada por Fray Jean-Joseph Lataste, (1832-1869). Este fraile dominico (hoy beatificado), recibió la inspiración fundacional durante su estancia en el Convento de Saint- Maximin- la-Sainte- Baume (La Madeleine) donde, según una antigua tradición, se encuentra la tumba de María Magdalena. En la cárcel de Cadillac, nuestro fraile predicó en 1866 un fervoroso retiro a las presidiarias, casi cuatrocientas mujeres nos dice la historia. Una vez puestas en libertad, fray Lataste les brindaría y facilitaría la oportunidad de consagrarse libremente a Jesucristo a través de la vida religiosa, este sería el germen de la futura Congregación de Betania.
Hace mucho tiempo me di cuenta de que Los Ángeles del Pecado es una pequeña joya cinematográfica. Gracias a la sensibilidad de Bresson, la esperanza de nuestro retorno a Dios, a pesar de las circunstancias de la vida, se nos vuelve anhelo imperioso en todo nuestro ser. Más allá de las apariencias, lo que antes ha sido juzgado como vergüenza, oprobio y miedo, ahora amanece como resurrección, esa es la visión cristiana de la vida.
La hermana Anne-Marie, por su empeño enamorado que sabe superar los obstáculos, se nos antoja como un ser admirable, como alguien venido de otro mundo. La escena en la que Thérése besa los pies de una hermana Anne- Marie recién fallecida, viene a representar un acto simbólico de adoración.
Por detalles como este, la película de Bresson nos conmueve. Nuestras heridas (las del cuerpo y las del alma) son, a pesar de lo contradictorio, las que nos curan y pueden sanarnos por dentro. Delicadeza, desposesión y redención, pueden ser algunas de las palabras que, a mi entender, definen lo que el director francés captó con su cámara, esos pequeños detalles que se nos escapan cuando sólo vivimos en la superficialidad. Este tipo de cine tiene otro nombre propio: la mística. Rehabilitadas por el amor, esas mujeres destrozadas encuentran su liberación en el sentido sobrenatural del sufrimiento. Y es que, como dejan entrever los personajes de este film, todos tenemos necesidad de que alguien nos desculpabilice. Recomenzar y reencontrarse, porque todos, de una manera u otra, vivimos encadenados.
Es este un drama intimista, la embriaguez de recobrar la magia del cine en blanco y negro. Fijémonos en la pureza de los silencios y las miradas, la belleza ignota de un tragaluz que rebosa misterio. En fin, una película que merece la pena ser contemplada.
La película esta en YouTube, pongo los enlaces.
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=q_9DmF9sdC4
https://www.youtube.com/watch?v=-DS7cDSDLGk