Por esa enfermedad o accidente que, de un plumazo, ha acabado con mi felicidad.
Porque no soy feliz en mi matrimonio.
Por ese desamor que, ya ves, no me deja levantar cabeza.
Porque esa soledad que tanto me pesa, me está agotando el alma.
Por esa muerte que ha arruinado mi vida familiar.
¡Señor, hay tanto dolor en mi corazón!
Todo esto, y muchas más cosas que no sé explicar,
las pongo en tu Cruz Gloriosa, Señor Jesús.
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