lunes, 11 de diciembre de 2017

El nacimiento de Dios

   
                    Al mediar la noche su carrera, un silencio sereno lo envolvió todo.
 Sólo desde la clave profunda del silencio podremos entender la fuerza de la Navidad. Es verdad que, muchas veces, el silencio nos produce vértigo, pero lo necesitamos para volver a ser nosotros mismos. Es un cruce de caminos que nos lleva a vernos en el centro de esa mirada nueva sobre Dios, sobre la historia, sobre la vida.
En el vacío del silencio nuestra alma clama por ser llenada hasta rebosar de lo sagrado, lo que más ansiamos es la unidad. Muchas de nuestras preguntas encuentran en el silencio su respuesta. Aún en medio de las vicisitudes de la vida, si perseveramos silenciosamente en la presencia del Señor, se nos otorga el don de la libertad a cambio de la entrega de nuestra nada.
El silencio nos diviniza para llevarnos a la profundidad de todo lo humano. Todo el que ansía vivir plenamente, busca el silencio para poder estar siempre delante del Verbo de Dios, porque Él se ha reservado para sí mismo el fondo del ser humano.    
 
 

sábado, 18 de noviembre de 2017

Pequeña consagración

 
 
 
 
Joaquín y Ana, seguidos por vírgenes con cirios encendidos, llevaron a su hija al Templo de Jerusalén. Y  la pequeña María, de tan sólo tres años de edad, fue conducida ante el Gran Sacerdote quien, abrazándola, la bendijo e hizo sentarse a la niña en la tercera grada del altar, y el Señor envió su gracia sobre Ella, y Ella danzó sobre sus diminutos pies y toda la casa de Israel la amó.
Esta es la dedicación que María hizo de sí misma subiendo los escalones del Templo. Ella, la que será llamada Santuario del Espíritu Santo, toda de Dios, Reina del Universo y Estrella de la Mañana. 
Pequeña Consagración, la Obediencia que siempre es una Herida de Amor.
Pequeña Consagración de Miriam: Señora, Hermosura y la serenidad del Mar amargo.
La pequeña María, un mundo sin pecado original.
 
 

viernes, 3 de noviembre de 2017

Ofrenda para un mulato

 
       
Desde su sencillo altar, con el rosario de madera al cuello, el santo mulato escucha cada día las mil historias que le dirigen sus devotos en nuestra iglesia conventual. Casi todas las mañanas, antes del amanecer y mientras nosotras cantamos Laudes, un estudiante anónimo de pelo rizado y mochila azul al hombro, deposita una moneda en el lampadario y, con esa pequeña luz de su ofrenda, se arrodilla junto al ara de Fray Escoba. Entre salmo y salmo, parece musitarle una plegaria cuando la ciudad va despertando para sus prisas y faenas; una especie de remanso entre la penumbra, va curando sus jóvenes heridas.
Porque San Martín de Porres ora mucho de noche, cuando nadie le ve, a ejemplo de Santo Domingo. Son más de las dos de la madrugada,y en el Convento de Nuestra Señora del Rosario de Lima, Fray Martín se arrodilla ante el gran crucifijo del coro, allí desahoga su alma con su amigo Jesucristo. Fray Martín ,centinela de la noche, sabe amar lo pequeño, este fraile dominico ( al que, los que tienen el corazón de niño quieren a rabiar), ha convertido la humildad en el centro neurálgico de toda su espiritualidad.
 Él sabe resolver problemas aritméticos, conoce la gramática y la caligrafía y el desempeño artístico de ser el enfermero de toda la comunidad ( más de 200 frailes). Barre los claustros, limpia la iglesia y las migas del refectorio, trajina de aquí para allá; también sabe usar las tijeras y navajas, no en vano es, asimismo, el barbero y peluquero de sus hermanos. Y las campanas del convento conocen el tañido de las manos suaves de este mulato que, con rosas de Castilla en una vieja cesta, es el primero en rezar el Ángelus. Y todo, todo teniendo como compañera inseparable a su escoba, tan servicial y tan íntima, signo iconográfico de su genuina santidad.
Martín sabe curar los cuerpos, como al Arzobispo de Lima cuando le impuso las manos y el prelado quedó reestablecido. Pero también sabe de la sanación de las almas, de esos milagros que suceden en nuestro interior, esos que no se ven, esos que nos devuelven la verdadera vida.
              !Fray Escoba, hermano, barre hoy todas nuestras tristezas!
 

viernes, 6 de octubre de 2017

Y queda el Rosario

 

Gozo, Dolor, Luz y Gloria, estos son los misterios que atravesamos en el viaje de nuestra vida. ¿Por qué no vivirlos junto a la Madre? En las alegrías, tribulaciones, angustias, en nuestras esperanzas y muertes interiores, en nuestras resurrecciones.
Colgado al cuello, llevado entre las manos, el Rosario es un círculo de protección. Sus cuentas parecen enlazar con nuestro cuerpo esa realidad última  y gloriosa por la que suspiramos.
Santo Rosal, Corona Espiritual, Salterio Mariano, Maná Escondido. Me sobrecoge saber que, a través del Rosario, la Madre de Dios ha sido invocada durante siglos y esta plegaria ha mantenido la fe. Qué respeto infunde pensar en tantos ancianos, tantos enfermos deshojando rosas y oraciones cuando parece que el tiempo, caprichosamente, se ha detenido.
Este es el poder del santo Nombre de María en el Rosario. María (que significa Señora), este Nombre que aprisiona y combate a Satanás. El Nombre que, unido al de Jesús (Dios salva), convierten el Rosario en una oración bíblica y cristocéntrica. Desde esa dulce monotonía, nos sentimos absorbidos por la plegaria que nos va transformando por la repetición de los Nombres sagrados de Jesús y María. Según Romano Guardini, rezar el Rosario requiere una paciencia amorosa, como la de quien se adentra en una realidad excelsa y no ceja hasta que la conoce de cerca y la convierte en su hogar. El Rosario es una oración de humildad.
Cuando se han acabado todos los discursos y cesan las grandes palabras,
 queda el Rosario.
 
 

viernes, 22 de septiembre de 2017

En el cielo de tus Ángeles

 
 
 
Pues Dios dirigirá sus Ángeles hacia ti, para que ellos te protejan en todos tus caminos. Ellos te levantarán con sus manos, para que así tu pie no tropiece ni se golpee contra las piedras.(Salmo 91)
Más de doscientas veces son citados los Ángeles en la Sagrada Escritura. Y es que, ellos saben preparar nuestro corazón para acoger el mensaje divino, ese anhelo con que llenamos nuestros vacíos.
Todos hemos tenido experiencia, aunque no lo sabemos expresar, pero los Ángeles están aquí. De repente, un detalle, un gesto que  nos cambia la vida, pequeños regalos  que sólo podremos percibir si somos capaces de reservar un tiempo para el silencio y la oración. Esa especie de intuición, también nos llega a través de los sueños. Somos visitados por nuestros Ángeles, luz, esperanza, protección, paz... todo saldrá bien.
Dios  los ha puesto a nuestro servicio como Mensajeros y Protectores de la humanidad, amorosos Intercesores que están contemplando el rostro de la divinidad.
La mayoría de nosotros pensamos que el Tratado sobre los Ángeles es lo más esplendoroso que ha salido de la pluma de Santo Tomás de Aquino. Él señala que estas criaturas incorpóreas, son necesarias porque así lo requiere la perfección del universo.
 Son nuestros guardianes, y  los atisbamos en nuestra alma cuando suena una campanilla a lo lejos, porque cada persona tenemos un Ángel. A veces, más allá de nuestro sentido del espacio y del tiempo, parecen tomar forma humana y luego, apenas un breve suspiro, desaparecen de nuestra vista, pero nos dejan llenos de un gozo inexplicable.
En los momentos claves de la vida, aquí están, y notamos un íntimo y poderoso secreto semejante a unas gotas de rocío. Aquí están, llamándonos por nuestro propio nombre, igual que nosotros conocemos el suyo. Hace muchos años que yo puse nombre a mi Ángel, y siento que le gusta mucho su nombre.
 

viernes, 8 de septiembre de 2017

Espíritu Santo y Fuego

 
Decía el cardenal Suenens: Sabemos que el Espíritu Santo está en el corazón de la Iglesia pero, además, nos gustaría conocer hacia qué futuro nos conduce.
Celebrando este Jubileo de Oro, no sabemos a ciencia cierta el porvenir de la Renovación Carismática Católica. Somos más de 120 millones de católicos en 240 países los que, a través del Bautismo en el Espíritu Santo y la Alabanza, hemos visto transformada nuestra vida.
El Espíritu revistió a los apóstoles de la misma fuerza de Dios con esa acción maravillosa del Defensor y Ayudador. Comenzaban unos tiempos nuevos en los que el Espíritu tendría un papel protagonista en el Reino de Dios. Como en el primer Pentecostés de la historia, sentimos la poderosa presencia del Espíritu Santo y del Fuego, perseverando en la oración junto a la Madre, sin Ella no habría Pentecostés; Ella fue y sigue siendo la gran orante que sostiene nuestra fidelidad en el cenáculo de cada día.
Congregados en torno a la Madre, le confiamos nuestro futuro y la hermosura que supone poder formar parte de esta corriente de gracia que, con ilusión, celebra sus 50 años.
 

martes, 22 de agosto de 2017

Santa Rosa de Lima (y II)

 
 
Día 23 de agosto del año 1617,  y ya era de noche. El padre Lorenzana se despide de Rosa, prometiéndole que habría de regresar a la mañana siguiente, pero el fraile escucha de la moribunda estas palabras: Padre mío, esta noche, cuando comience la fiesta de San Bartolomé, he de partir para celebrar eternas fiestas en el cielo.
Esta es la orfandad que va desgarrando la vida que aquí dejamos sembrada en el surco de nuestros anhelos. ¿Quién me dará el último beso?
Recién comenzado el día de San Bartolomé de 1617, Rosa se nos marchó, dulce y transparente, infinita y oculta.  ¡Jesús sea conmigo, Jesús sea conmigo!  Tenía 31 años y una vida por delante.
Y quedó hermosa, con los ojos abiertos y claros, como cuando estaba viva. Quedó sonriente, no parecía muerta, con la vida galopando aún en sus venas.
 
Rosa bella, ataviada con la blanca riqueza de la libertad. Ya no existen las cadenas, ni quiebra tu noble amor el peso de los caminos; cerrada ya la flor, ¡ cómo me dueles, oh vida!
La Rosa, ya desnuda de espinas y tormentos, ha sido cortada por el Divino Jardinero. Sus ojos abiertos brillaban como dos luminarias, es como si dijera: - Estoy viva. Como si no quisiera apartar la vista de los que amaba y sigue amando a pesar del correr de los siglos. Un color vivo tenía su rostro y los labios teñidos de carmesí. Ella volverá con el alba.
 

 

miércoles, 9 de agosto de 2017

Santa Rosa de Lima (I)

 
 
 
Estamos celebrando el IV Centenario de la muerte de la Patrona de América, la primera santa del Nuevo Mundo.
Rosa no fue una mujer superficial, su oración se sustentaba en la fe con una purificación que nunca acaba y, en la esperanza, como el ancla del amor representado en su propia iconografía. Si el Señor había dicho que estaría con nosotros hasta el final de los tiempos, también es verdad que Santa Rosa sigue orando por nuestra Orden con gemidos inefables. Ella, a quien le fue otorgada la sabiduría y la hondura de los misterios divinos, experimentó en sí misma cómo se sentía habitada por dentro. En el hoy, continúa siendo para nosotros Rosa suplicante, Rosa oblativa, Rosa mística que, en el carisma de Santo Domingo, sabe mostrarnos el secreto para volver a nuestras raíces y al horizonte de los nuevos caminos. La luz de Dios nos sigue llegando a través de su escondida plegaria en la ermitilla del huerto.
Rosa oraba con gratitud y alabanzas. Cuando nos acercamos a la sacralidad, ya sabemos que es Dios quien toma la iniciativa, cuando quiere, dónde y como Él desea. Así sucedió en la vida de Rosa, el Dios santo y santificador le salía al encuentro para establecer en ella su más amable morada.
Para nuestra Rosa, era tan valiosa la oración, que pudiera asemejarse a la carroza que se hizo fabricar el rey Salomón, hecha con maderas de cedro, con apoyaturas de plata y oro, resplandeciente en su descanso, de púrpura eran y siguen siendo las plegarias de Rosa. Y en el centro, como en la carroza regia, una palabra tiene incrustada: Amor..
 

jueves, 20 de julio de 2017

Bienamada del Señor


Y notó que la piedra del sepulcro había sido removida. Aquella mañana de primavera María Magdalena se había adelantado a las demás mujeres. El cuerpo de su Amado no estaba allí, ella misma le había visto morir, ella conocía la noche y sus abismos. Ella, que ungió la carne del Mesías con un frasco de perfume exquisito, lloraba sin consuelo. Ella sollozaba, la que habría de ser la pregonera de la alegría pascual, la que llevaría, desde siglos,  el apelativo de Apóstol de los apóstoles. Como escribió el dominico Gil de Godoy: Las lágrimas de María Magdalena fueron Agua de Bautismo. Porque, en verdad, a ella le había sido otorgado el don de la purificación desde la Sangre que manaba del costado abierto del Redentor donde encontró su renacimiento como mujer y como discípula.
Y Él la llamó por su nombre: ¡María!. Y se echa a sus pies en acto de adoración, ¡oh, Rabbouni!. Pero el Resucitado le dice: No me toques, no te acerques a mi. Misteriosa respuesta que nos parece despiadada para un gran lamento en la ausencia. Ya no queda más que la fe desnuda. Ver a Dios, tocar la divinidad, todos soñamos con eso.
 
Los Evangelios canónicos son parcos a la hora de aportarnos datos sobre María Magdalena, lo común es asociarla a la imagen de una prostituta arrepentida y penitente. En el Evangelio apócrifo de Felipe se dice que Cristo la amaba más que a todos los discípulos y que solía besarla a menudo en la boca. Este gesto del Señor no tiene que sorprendernos, muy al contrario, nos remite a una intimidad profunda entre sus almas, a la entrega de la sabiduría y del logos, a la revelación de sus secretos.
 
La Bienamada del Señor, la Elegida, Mujer de Resurrección. Y yo no quisiera morirme sin que el Papa declarara un año dedicado a Santa María Magdalena.
 

lunes, 3 de julio de 2017

Los Ángeles del pecado

 


Los Ángeles del pecado (Les Anges du péché), es el título de una preciosa película del año 1943 del director católico francés, Robert Bresson.
El argumento gira entorno a la trayectoria vocacional de la hermana Anne-Marie quien, pese a la oposición de su madre, ingresa en un Convento de Dominicas cuya misión específica es la rehabilitación de las mujeres reclusas.
La Congregación dominicana de Betania había sido fundada por Fray Jean-Joseph Lataste, (1832-1869). Este fraile dominico (hoy beatificado), recibió la inspiración fundacional durante su estancia en el Convento de Saint- Maximin- la-Sainte- Baume (La Madeleine) donde, según  una antigua tradición, se encuentra la tumba de María Magdalena. En la cárcel de Cadillac, nuestro fraile predicó en 1866 un fervoroso retiro a las presidiarias, casi cuatrocientas mujeres nos dice la historia. Una vez puestas en libertad, fray Lataste les brindaría y facilitaría la oportunidad de consagrarse libremente a Jesucristo a través de la vida religiosa, este sería el germen de la futura Congregación de Betania.
 
Hace mucho tiempo me di cuenta de que Los Ángeles del Pecado es una pequeña joya cinematográfica. Gracias a la sensibilidad de Bresson, la esperanza de nuestro retorno a Dios, a pesar de las circunstancias de la vida, se nos vuelve anhelo imperioso en todo nuestro ser. Más allá de las apariencias, lo que antes ha sido juzgado como vergüenza, oprobio y miedo, ahora amanece como resurrección, esa es la visión cristiana de la vida.
La hermana Anne-Marie, por su empeño enamorado que sabe superar los obstáculos, se nos antoja como un ser admirable, como alguien venido de otro mundo. La escena en la que Thérése besa los pies de una hermana Anne- Marie recién fallecida, viene a representar un acto simbólico de adoración.
 
Por detalles como este, la película de Bresson nos conmueve. Nuestras heridas (las del cuerpo y las del alma) son, a pesar de lo contradictorio, las que nos curan y pueden sanarnos por dentro. Delicadeza, desposesión y redención, pueden ser algunas de las palabras que, a mi entender, definen lo que el director francés captó con su cámara, esos pequeños detalles que se nos escapan cuando sólo vivimos en la superficialidad. Este tipo de cine tiene otro nombre propio: la mística. Rehabilitadas por el amor, esas mujeres destrozadas encuentran su liberación en el sentido sobrenatural del sufrimiento. Y es que, como dejan entrever los personajes de este film, todos tenemos necesidad de que alguien nos desculpabilice.  Recomenzar y reencontrarse, porque todos, de una manera u otra, vivimos encadenados.
Es este un drama intimista, la embriaguez de recobrar la magia del cine en blanco y negro. Fijémonos en la pureza de los silencioslas miradas, la belleza ignota de un tragaluz que rebosa misterio. En fin, una película que merece la pena ser contemplada.
 

jueves, 15 de junio de 2017

El Oficio del Corpus

 
En el año del Señor de 1264 el Papa Urbano IV instituyó en la Iglesia una fiesta universal para celebrar y dignificar el misterio de la Eucaristía.
 A este fin, había encargado al dominico Fray Tomás de Aquino escribir el texto litúrgico para el Oficio y la Misa del Corpus. Y resultó que el Pontífice, asombrado por la belleza y profundidad de los himnos y secuencias que Santo Tomás le presentó, unió su Bula (Transiturus de hoc mundo) a la hermosa obra que el fraile había compuesto. Así nació oficialmente la fiesta del Corpus Christi.
Teólogo, liturgo y poeta, nuestro Santo Tomás volcó toda su alma en este encargo papal y nos lo legó a la posteridad.
 
                                                        Que la lengua humana
                                                        cante este misterio:
                                                        la preciosa Sangre
                                                        y el precioso Cuerpo.
                                                       Quien nació de Virgen
                                                       Rey del Universo,
                                                       por salvar al mundo
                                                      dio su Sangre en precio.
 
     

viernes, 26 de mayo de 2017

Si alguien nos espera

 
Si alguien nos espera, qué alegría nos da el saber que, entre las ilusiones y esperanzas de cada día, seremos como la Madre, jubilosa gacela por las montañas de Judea.
Llenó Dios de bendiciones la casa de Obededón por haber acogido en ella el Arca de la Alianza; pues qué bendiciones no lloverían en la casa de santa Isabel con la entrada del Arca Viva que es María Santísima. Procura tú, traer a esta Señora a tu casa y a tu alma, con reverencia y veneración, y esta Divina Señora te colmará de bendiciones.
                (Arco Iris de Paz - Fray Pedro de Santa María Ulloa, OP)
 
  Si alguien nos espera,
    ¡qué bonita resulta la vida!
 

domingo, 7 de mayo de 2017

Yo soy la Virgen del Rosario

 
 
Ya hace cien años que una Señora de brillante luz blanca, de pie sobre las ramas de una encina, se apareció a tres pastorcillos en la Cova de Iría. Era un 13 de mayo de 1917, en Aljustrel, pequeña aldea de Fátima, donde Lucia dos Santos y sus primos, Francisco y Jacinta, se hallaban rezando el Rosario mientras guardaban su ganado.
Era una hermosa Señora, vestida de un blanco resplandeciente, con un cordón de oro que, desde su cuello, llegaba hasta sus pies, esos pies que, tan levemente, parecían rozar las lanceoladas hojas de la afortunada encina. Y de sus manos, en actitud orante, colgaba un Rosario de cuentas a semejanza de perlas.
               Porque Ella se dio a sí misma ese nombre: Yo soy la Virgen del Rosario.
 
Esa Virgen blanca, de manifiesto Corazón, que trajo al mundo un mensaje: la salvación de la humanidad a través de la plegaria, la consagración a Ella, el rezo del Rosario y el sacrificio por la ansiada noticia de la paz. En la inmensidad del firmamento apareció el sobrenatural disco solar, que pintó de colores las nubes en el milagro de todo lo cotidiano.
     Porque Dios quería establecer en el mundo la devoción al Inmaculado Corazón de María.
 
                La Virgen le había revelado a Lucía: Yo no te abandonaré jamás.
 Desde esa esperanza, en la Capelinha de la gran basílica de Fátima, la Madre nos sigue protegiendo con las acurrucadas rosas de su Santísimo Rosario.
 

lunes, 17 de abril de 2017

Santa Catalina y el Espíritu Santo

 
 
El próximo día 29 de abril celebramos la gran fiesta litúrgica de Santa Catalina de Siena, Doctora de la Iglesia.
Entre otras muchas cosas y, a propósito del título de esta entrada, la santa escribe en su Diálogo que el Espíritu Santo es el Camarero que reparte los dones y las gracias. Refiriéndose a la Vida Religiosa, señala que el Patrón de esa navecilla, es el Espíritu Santo, que cuida y mantiene con amor a los que navegan en ella.
Más adelante, continúa diciendo que el Espíritu es la Madre que nos viste, alimenta y embriaga el alma con muchas dulzuras. Por eso, igual que hicieron los apóstoles, nosotros hemos de perseverar en vela, desde una vida humilde y continua oración, hasta que podamos gozar de la abundancia del Consolador.
 
Era el día de Pentecostés, hacia la hora tercia, poco después de haber recibido la Eucaristía, cuando Catalina de Siena se postró en tierra y experimentó la vehemencia del Divino Espíritu que bajaba sobre ella y penetraba su alma. Pero, según dijo, las palabras siempre se quedan cortas.

viernes, 7 de abril de 2017

Por la señal de la santa Cruz

 
 
                                                                                                                                                                                  
 
Por esa enfermedad o accidente que, de un plumazo, ha acabado con mi felicidad.
Porque no soy feliz en mi matrimonio.
Por ese desamor que, ya ves, no me deja levantar cabeza.
Porque esa soledad que tanto me pesa, me está agotando el alma.
Por esa muerte que ha arruinado mi vida familiar.
 
 ¡Señor, hay tanto dolor en mi corazón!
 
Todo esto, y muchas más cosas que no sé explicar,
 las pongo en tu Cruz Gloriosa, Señor Jesús.
 
 

viernes, 17 de marzo de 2017

El silencio de Dios

 
 
Dios le habló en sueños y San José obedeció en la oscuridad de la fe y en el desierto de la vida.Y obtuvo el don de la fortaleza interior para saber aceptar en su corazón ese misterio divino que superaba sus fuerzas humanas.
 
En la Exhortación Apostólica Redemptoris Custos, el Papa Juan Pablo II señala que.: La vida de María fue el cumplimiento hasta sus últimas consecuencias, de aquel primer fiat pronunciado en el momento de la anunciación, mientras que José, en el momento de su anunciación no pronunció palabra alguna. Simplemente, él hizo como el ángel del Señor le había mandado.
 
         La sabiduría de San José está en su vida escondida.
         La grandeza de San José es: ser el Silencio de Dios.
 
            ¡Bienaventurado José, amparo de nuestras familias!
 

viernes, 3 de marzo de 2017

En las encrucijadas de la vida

 
 
                                                        Sor Elsa con Ralph Martin

                                                         ¡Oh, Espíritu Santo!
En todas las encrucijadas de la vida el Espíritu Santo sale a nuestro encuentro. Entre nuestras sombras y heridas, cuando menos lo pensamos, el Espíritu nos sale al paso. Y ahora, que estamos celebrando el Jubileo de Oro de la Renovación Carismática Católica, es bueno recordar todo esto.
Un día, cuando menos lo esperaba, el Espíritu salió al encuentro de Ralph Martin que, por entonces, era un estudiante norteamericano que se consideraba ateo, Ralph era un experto en la filosofía de Nietzsche.
Pero llegó a su vida el poder del Espíritu Santo y se convirtió al catolicismo. Y fue testigo directo del nacimiento de la Renovación Carismática. Ralph Martin fue el pionero y uno de sus más fervientes y entusiastas iniciadores y difusores.
Casado y con hijos, doctorado en Teología en el Angélicum de Roma, ahora Ralph es uno de los máximos responsables de la Renewal Ministries,  una asociación, a nivel internacional, para la evangelización; además, es colaborador de la EWTN, red mundial de televisión y radio católicas. Ralph trabaja como formador en el Seminario Mayor del Sagrado Corazón en Detroit (Míchigan).
En el año 2011 el Papa Benedicto XVI le eligió para formar parte de los consultores del Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización, sobre todo, en el área de los países de antigua tradición cristiana que acusan el fenómeno de la secularización.
Y es que, como sucedió con nuestro Ralph Martin, el Espíritu Santo nos sigue buscando en todas las encrucijadas y situaciones de nuestra vida.
          Necesitamos ser tocados por el Espíritu Santo.
              Que su presencia transforme nuestra ansiosa búsqueda
       en nuevo Pentecostés.

jueves, 23 de febrero de 2017

Alas de ángel y silencio

 
 
 
 
Hace unos días, celebrábamos la fiesta del Beato Juan de Fiésole (1395-1455), más conocido como Fray Angélico. Hoy nos asomamos, siquiera tímidamente, a ese servicio amoroso que con su pintura brindó a toda la humanidad.
Apenas sabemos balbucir unas palabras ante esa sensación armoniosa que sus pinturas nos producen. Entre alas de ángeles y silencio se va desarrollando la vida de este fraile dominico del Quattrocento italiano, en pleno Renacimiento, cuando la expresión de lo humano se vuelve estilo, presencia y centralidad.
 
Fray Angélico siendo, como lo era, Fraile Predicador, supo proclamar la Palabra en las fúlgidas aureolas de un milagro sin límites, en la ofrenda mística del gozo que nos liga a lo divino. En sus cuadros y en sus frescos experimentamos el color y la luminosidad, la profundidad y la simetría, la belleza que supera todo nuestro ser de creatura.
 
Destinado al gran convento dominicano de San Marcos de Florencia, Fray Angélico predica con sus pinceles, su talento y su oración contemplativa. Ahí pueden verse los frescos del claustro, de las celdas, los pasillos y la sala capitular.
Con Fray Angélico de Fiésole, nuestra Orden se siente orgullosa y puede presumir de uno de sus mejores hijos: aquél que se consagró a la misión de descubrirnos a Dios a través del camino de la Belleza.
San Juan Pablo II dijo de él: Justamente fue denominado con el título de Beato Angélico, por la belleza casi divina de sus pinturas y, en grado superlativo, por las representaciones de la Bienaventurada Virgen María.
Y es que sus Madonnas, entre ellas el retablo de la Anunciación que está en el Museo del Prado de Madrid, hicieron exclamar a otro artista, el gran Miguel Ángel: No pudo un hombre pintar estas figuras, sin haberlas visto antes en el cielo.
 
Patrono de todos los que se dedican a las artes plásticas, nuestro Fray Angélico es el primer artista que llegó a los altares. Porque en este humilde fraile dominico, el arte sacro toca las cimas de lo estético y lo sublime; desde ese marco escénico, la santidad y la cumbre del arte quedan eternizadas.
¿Quién de nosotros no se queda pasmado ante las figuras de los ángeles que pintó nuestro artista?, esos ángeles nos hacen soñar con el paraíso, con la hermosura del éxtasis que, casi sin darnos cuenta, nos va poseyendo ante la observación de una obra tan inefable, de esa luz dorada que traspasa todos sus cuadros. ¿Quién no se sobrecoge ante el Crucificado que chorrea sangre hasta las manos de Santo Domingo arrodillado a los pies del Árbol de la Cruz?.
 
El mundo pictórico de Fray Angélico hoy nos sigue interpelando por su armonía y el sereno y gozoso semblante que tienen casi todos los personajes que se dejan transformar por sus pinceles. En el silencio de los botes y colores, la vida bienaventurada sabe hallar el seguro rescoldo para nuestras tristezas.

sábado, 18 de febrero de 2017

¡Felicidades!

 
 
 
 
 
 
Hoy hace 50 años que dio comienzo la Renovación Carismática Católica. En este Jubileo de Oro, damos gracias al Espíritu Santo por este maravilloso regalo en nuestras vidas.
Desde aquél fin de semana en Duquesne (Pensylvania) Estados Unidos, en febrero de 1967, donde un grupo de profesores y estudiantes celebraban un retiro para profundizar y meditar en la fuerza del Espíritu en los primeros tiempos de la Iglesia: ¡Gracias!
Actualmente, más de 70 millones de católicos pertenecemos a grupos de la Renovación Carismática y, desde la Alabanza, damos gracias al Dulce Huésped del Alma.
 
Espíritu Santo:
 Renueva la faz de nuestro mundo.
 Guíanos, fortifícanos, purifícanos y transfórmanos.
 
 Te lo pedimos en el Nombre del Señor Jesús. Amén.
 
 

viernes, 3 de febrero de 2017

Gloria Fuertes


Seguro que está sonriendo desde allá arriba, seguro que se sentirá contenta con todo esto.
Y es que, en 2017 celebramos el centenario del nacimiento de esta gran poeta que se llama Gloria Fuertes. Desde el corazón hacemos memoria de esa niña que, en el año 1917, vino a este mundo de trajines en el barrio madrileño de Lavapiés; en una familia humilde, mi padre era obrero, modista mi madre, nos dice.
Gloria siempre escribiendo, niña, mujer, poeta. Gloria, la que se ofreció y trabajó generosamente con su biblioteca ambulante, para llevar libros a los niños de los pueblos de la España de la postguerra.
Sentimental, tierna, humana, libre, esa era y es Gloria Fuertes. Grandota, con su blanco cabello recién despeinado y su corbata. Poeta de Guardia se llamó a sí misma. La que todavía sabe resucitar en nosotros ese niño que todos llevamos dentro, cuando llenó nuestras horas infantiles con su programa de televisión Un globo, dos globos, tres globos.
Yo tuve la inmensa suerte de conocerla personalmente, de abrazarla y darle besos.
Hace algunos años, celebrando el IV centenario de la Fundación de este Monasterio de Santa Catalina en Alcalá de Henares, organizamos un recital de poesía con los editores de Aldea Poética y con la presencia especialísima de Gloria Fuertes. La fecha elegida fue el sábado, 25 de abril de 1998.
La propia Gloria, espontáneamente, lo quiso dejar plasmado en nuestro libro de firmas:
Al Convento de Madres Dominicas de Santa Catalina, que rezan por nosotros, los pobres pecadores y que dejan su Casa a los poetas.
Yo les digo que hacer poesía es una manera de rezar.
La primera en actuar fue Gloria quien, con su honda humanidad , supo poner un ambiente de magia y emoción en este marco contemplativo. Estas fueron las sencillas y cariñosas  palabras que nos dirigió al comienzo del recital:
Gracias a las Madres de Santa Catalina, que nos dejan su casa y su capilla para los poetas. Es la primera vez, creo, que sucede esto en España. Enhorabuena Hermanas, Madres, Monjitas. Gracias. Voy a leeros algún poema para que veáis que los poetas que andamos por la calle, yo por lo menos, estoy un poco metida en lo vuestro.
Y nos recitó cinco poemas que dejan traslucir su arraigado cristianismo, entre ellos, unos versos dedicados a nuestro hermano, San Martín de Porres:
                                                          Fray Escoba,
                                                     bárreme lo malo,
                                                     déjame lo bueno.
Finalizado el recital, pasó con nosotras un buen rato en el claustro y no hacía otra cosa más que repetirnos: Os envidio en vuestra forma de vida tan bonita.
Y ella prometió que nos visitaría la próxima Navidad, pero un cáncer de pulmón nos la arrebató  el 27 de noviembre de ese mismo año, como queriendo hacer carne de su carne otro de sus poemas más famosos:
 Padre nuestro que estás en la tierra (...)
   Padre nuestro que sé que te vemos,
los que luego te hemos de ver,
 donde sea,
     o ahí en el cielo.
Gloria, la que quería comprarse a plazos una flor natural que jamás se marchitara. Mujer solitaria, humilde, que supo llevar con valentía y humor  el dolor de los entresijos de lo humano.
Gloria, oculta en sus secretos y amores. Y, a pesar de la fama, tan desconocida.
Querida Gloria: ¡Qué vida tan llena la tuya! Tu poesía está transida de lo divino, como una nostalgia, como una luz clara en el fondo de tu alma.
Sí, porque Dios debe estar ahí, debajo mismo de tu corbata.
 
 

miércoles, 25 de enero de 2017

Un regalo del Espíritu Santo

 
                                     Fray Bruno Cadoré, Maestro de la Orden
 
El pasado 21 de enero el Papa Francisco presidió la misa de clausura de la celebración del 8º Centenario de la fundación de nuestra Orden. La ceremonia tuvo lugar en la basílica de San Juan de Letrán de Roma donde, en la Edad Media, tenía su residencia el sumo pontífice.
Extraemos parte de la homilía pronunciada por el Papa Francisco a los dominicos:
"La Palabra de Dios nos presenta dos escenarios humanos opuestos: de una parte el carnaval de la curiosidad mundana; de la otra, la glorificación del Padre mediante las obras buenas. Y nuestra vida se mueve siempre entre estos dos escenarios. Y también Santo Domingo con sus primeros hermanos, ochocientos años atrás, se movía entre estos dos escenarios.(...)
La tendencia de la búsqueda de novedad propia del ser humano encuentra el ambiente ideal en la sociedad del aparentar, del consumo, en el cual muchas veces se reciclan cosas viejas, pero lo importante es hacerlas parecer como nuevas, atrayentes, seductoras. También la verdad es enmascarada. Nos movemos así en la llamada sociedad líquida, sin puntos fijos, desordenada, sin referencias sólidas y estables; en la cultura de lo efímero, del usa y tira.(...) En medio del carnaval de ayer y hoy, esta es la respuesta de Jesús y de la Iglesia: las buenas obras que podemos realizar gracias a Cristo y a su Espíritu Santo.
Se necesita que la sal no pierda el sabor y la luz no se esconda. ¡Cuidado que la sal pierda su sabor! ¡Atención a una Iglesia que pierde el sabor! ¡Cuidado que un sacerdote, un consagrado, una congregación que pierda su sabor!
Hoy nosotros damos gloria al Padre por la obra que Santo Domingo, lleno de la luz y de la sal de Cristo, ha realizado ochocientos años atrás; una obra al servicio del Evangelio, predicado con la palabra y con la vida".
 
Para nosotros, los dominicos y dominicas, este Año Jubilar ha sido un tiempo repleto de maravillosas esperanzas. Los hijos e hijas del Predicador de la Gracia hemos vuelto a los orígenes, a las fuentes de nuestra alegría, a los manantiales de nuestra consagración, a las entrañas que, en la Europa medieval, nos dieron a luz.
El nuestro es un camino de ocho siglos, el peregrinaje que purifica e ilusiona, que se expresa en la contemplación y en la predicación. Llevamos en el alma el peso de las emociones en el tiempo, evocamos las preguntas de nuestra historia y los silencios donde el alma parece romperse en mil pedazos.
Y todo aconteció y acontece, sabiendo que nada ocurre por casualidad, que cada rama del frondoso árbol de Domingo de Caleruega, supo y sabrá reencontrarse al hilo de la compasión y de la entrega. Porque Domingo nos sigue siendo más útil desde el cielo, él mismo nos lo dijo, con voz entrecortada, en su lecho de muerte aquel verano del año 1221. Han pasado ocho siglos, y le seguimos llamando: intercesor, magister, padre, trompeta del Evangelio y Luz de la Iglesia. Por eso tenemos un nombre: Dominicos, aquellos que pertenecen al Señor, los marcados en la frente con la estrella de la Verdad.
No sé si, por tanto cúmulo de historia, arrastramos la cotidianidad del pan escaso, pero yo prefiero soñar con los anchurosos horizontes de la esperanza que no acaba.
Este Año Jubilar ha sido un regalo del Espíritu Santo, de la Ruah Santa que alumbra todos nuestros amaneceres para el futuro.
 Como le dijo Domingo a Fray Rodolfo de Faenza:
                        "Vete y reza, porque el Señor nos proveerá".
         Por estos ocho siglos, por todo lo que hemos vivido y viviremos: ¡Gracias!
 
  
 

domingo, 1 de enero de 2017

Madre de Dios

 



                                      "Glorifica al Señor, Jerusalén;
                               alaba a tu Dios, Sión:
                              que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
                              y ha bendecido a tus hijos dentro de ti." 
                                                           (salmo 147)

El título de Madre de Dios es el más importante dogma sobre la Virgen María. Ya el Concilio de Éfeso (año 431), había declarado: "La Virgen María es Madre de Dios porque su hijo, Cristo, es Dios".

Ella es la Theotokos, la verdadera y única Madre en esa misión tan grandiosa dentro de la historia de la salvación. Jesucristo asumió un cuerpo humano en su cuerpo de mujer. Su Maternidad Divina la hace estar más cerca de Dios y, al mismo tiempo, más cerca de nosotros.

                     Santa María, queremos comenzar el año contigo.
Porque sabemos que, igual que los pastores de Belén y los Magos llegados de Oriente, siempre vamos a encontrar al Señor en tus brazos.

                                     Invocamos tu Nombre,
                                     Madre del Salvador,
                                     paz, cobijo, esperanza y vida.